Conocí a Swami Krishnananda coincidiendo con su salida de la organización internacional de los Centros de Yoga Sivananda, donde estuvo 18 años. Puedo decir que he vivido muy de cerca todo su proceso de integración en lo que podemos llamar el «mundo real», después de muchos años de retiro y servicio dentro de una comunidad de yoga. He aprendido cosas esenciales para mi vida gracias a su ejemplo y su autenticidad.